domingo, 17 de abril de 2011

GUARANIES

Zona geográfica en donde habitaban: Los Guaraníes habitan actualmente, al igual que lo hacían en el pasado, el territorio que corresponde al suroeste de Brasil, noreste de Argentina, Paraguay, parte de Bolivia y parte de Uruguay.
En el pasado su subdivisión de acuerdo al territorio que ocupaban era la siguiente:
Guaraníes de las islas o Chandules: se establecieron en las islas del Delta del río Paraná y en ambas costas.
Guaraníes del Carcarañá: en la actual provincia de Santa Fe, en la desembocadura del río Carcarañá.
Guaraníes de Santa Ana: los denominaron así los españoles por hallarlos en la región llamada Santa Ana, en el norte de la actual Corrientes.
Cáingang o Cainguás: del interior de la provincia de Misiones, Corrientes y Entre Ríos; y en Uruguay hasta la altura de la actual ciudad de Concordia.
Los Chiriguanos: se afincaron en el Chaco salteño y en el territorio boliviano.

Vestimenta: Los hombres prácticamente no usaban ropa, en cambio las mujeres usaban una especie de tapa triangular de plumas o algodón tejido por ellas mismas. Desde la llegada de los misioneros los hombres comenzaron a utilizar un chiripá y una especie de taparrabos (baticolas) confeccionadas con la chala u hojas del maíz, fibra de ortiga o algodón; las mujeres comenzaron con el uso del typoi (túnica del algodón sin mangas, hasta los tobillos), para los días fríos se utilizaba el killapy' una especie de manto hecho con pieles como las del roedor acuático llamado killá o quillá. ( "KYJÁ" es el nombre correcto )
Hombres y mujeres utilizaban adornos, tatuajes con pinturas fabricadas con la mezcla de especies vegetales, complementado con plumas de aves, amuletos colgados en el cuello, collares confeccionados con huesos de animales y semillas.
Los distintivo entre varones y mujeres consistía en que los varones a partir de la pubertad llevaban una especie de clavo (de madera, hueso o piedra) ensartados debajo del labio inferior (tembetá) y las mujeres en las orejas.


transportar las cosechas desde el campo y para guardar adornos, ropa. Con cestería se confeccionaban cernidores para la harina de maíz o mandioca (el trigo no es americano). De calabaza, su cáscara seca, fabricaban platos, botellones. Sus cucharas, morteros para moler el maíz para formar harina, banquitos para sentarse y platos los realizaban en madera.

Desarrollo tecnológico: Confeccionaban sus útiles para cocinar, comer y tomar agua en arcilla. No trabajaron el metal pero eran unos excelentes alfareros. Sus cerámicas eran algunas muy grandes para guardar una bebida de maíz y algunas inclusive servían como urnas funerarias para enterrar a los muertos. También en cerámica fabricaban sus hornos para las pipas para fumar tabaco en sus ceremonias.

Con corteza fabricaban unos recipientes de diferente forma: cilíndricos, con tapa, etc. Se usaban para transportar las cosechas desde el campo y para guardar adornos, ropa. Con cestería se confeccionaban cernidores para la harina de maíz o mandioca (el trigo no es americano). De calabaza, su cáscara seca, fabricaban platos, botellones. Sus cucharas, morteros para moler el maíz para formar harina, banquitos para sentarse y platos los realizaban en madera.



Arquitectura: Los Guaraníes eran indios sedentarios, cuya principal actividad era la agricultura y podían ser reducidos o esclavizados con facilidad por los portugueses llegados a América en busca de esclavos. Obligados a emigrar constantemente para evitar ser capturados por los portugueses terminaron por asentarse en las márgenes de estos ríos.

Esto fue lo que motivo el interés de la Compañía de Jesús a instalarse hacia el año 1550 en la zona, e iniciar la evangelización.

Algunas de las 11 misiones guaraníes conforman el Circuito Internacional de las Misiones, uno de los mayores atractivos turísticos de la región que significan un alucinante viaje a las raíces de América a través de monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad.

Así encontramos la Reducción Jesuítica de San Ignacio Mini, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor.

Se encuentran ubicadas en la provincia de Misiones en la Republica Argentina




Forma de escritura: Antes de la conquista española de América en el siglo XV, el pueblo guaraní no tenía un sistema de escritura. Los primeros textos en guaraní fueron escritos por misioneros jesuitas, que usaron el alfabeto latino. El abad Antonio Ruiz de Montoya documentó la lengua en sus trabajos Tesoro de la lengua guaraní (un diccionario guaraní-español, impreso en 1639) y Arte y vocabulario de la lengua guaraní (un compendio de gramática y un diccionario, impreso en 1722) entre otros.
El alfabeto y el deletreo usado en esos libros antiguos era a veces inconsistente y sustancialmente diferente de los modernos. En 1867, el mariscal Francisco Solano López, presidente de Paraguay, creó un Convenio de Escritura para regularlo, pero su esfuerzo no dio resultados.
La escritura fue regulada finalmente en el modelo actual en 1950, en el Congreso de la Lengua Guaraní realizado en Montevideo, por iniciativa de Reinaldo Decoud Larrosa. El sistema elegido tuvo influencia de la notación del Alfabeto Fonético Internacional, y ahora se usa en todo el Paraguay.

Producción literaria:Estas tres reducciones —escritura, gramática y diccionario— sirven de soporte a la reducción literaria propiamente dicha. La lista de escritos en guaraní originados en las Reducciones Jesuitas y que vienen a confundirse con toda la producción literaria en guaraní de los siglos XVII y XVIII, es
un claro índice de la reducción de estilos y de temas: catecismos, sermones, rituales y libros de piedad .En su mayor parte traducciones. La letra prestada se resuelve en una literatura prestada. “Era literatura cristiana escrita en guaraní, no literatura guaraní. Se usó la lengua indígena y algunos términos y conceptos de su religión para sustituir ésta por la «fe verdadera» de los conquistadores.
Se produce así un vaciamiento de los valores auténticos, una tergiversación con propósitos de la suplantación cultural. La escritura sirve para ‘dar firmeza a las dominaciones’ “.
Es preciso recordar aquí que la civilización guaraní no conoció la escritura, hecho que, como lo demuestra la etnología contemporánea, no constituye un rasgo de inferioridad ni de lo contrario. Significa, más sencillamente, que la tradición oral era suficiente para las necesidades de transmitir la memoria colectiva, de la misma manera que las escasas cifras que utilizaban bastaban en el sistema de una sociedad no mercantilista. Como bien dice Pierre Clastres: “Los pueblos sin escritura no son menos adultos que las sociedades letradas. Su historia es tan profunda como la nuestra y, a menos de ser racistas, no existe ninguna razón de juzgarlas incapaces de reflexionar sobre su propia experiencia y de inventar soluciones apropiadas a sus problemas”22.
Pero la falta de escritura no significa carencia de literatura. Los Guaraní tenían una, de tal fuerza que al cabo de 400 años nos llega en el esplendor de su diversidad y de sus sutiles matices, habiendo sido capaz de resistir a los embates de todas las “reducciones”. Y nos llega transmitido en un libro viviente, con páginas de labio-lengua-memoria, indestructibles como el aliento del pueblo que la fue creando y recreando desde el amanecer del tiempo. Cabe preguntarse, ¿por qué ni una sola expresión de esa literatura ha sido recogida en tanto tiempo? ¿Por qué tanta saña en la marginación de los textos guaraní? La dinámica del proceso colonial es la primera respuesta; ella establece que las normas, las pautas, las creencias, las leyes, los usos serán los del dominador. Pero, con las reticencias propias al proceso en cuestión, en el resto de América las manifestaciones literarias han sido parcialmente recogidas. ¿Por qué no la de los Guaraní? La respuesta revela el doble nivel de la discriminación represiva, debido en este caso al carácter esencialmente religioso de esa producción. Cantos cosmogónicos y teogó nicos, mitos fundacionales y actualizadores, oraciones que ponen en comunicación al hombre con sus dioses, la palabra poética, con el canto, constituye entre los Guaraní el núcleo más vital, medular de la cultura, su expresión privilegiada y el esqueleto de su ser social.

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