martes, 19 de abril de 2011

MAYAS

Zona geográfica donde habitaban: La civilización maya habitó una vasta región denominada Mesoamérica, en el territorio hoy comprendido por cinco estados del sureste de México que son, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán; y en América Central, en los territorios actuales de Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador, con una historia de aproximadamente 3.000 años.




Vestimenta: Este tipo físico acostumbraba a vestirse si era hombre, con un taparrabo consistente en una faja que se arrollada a una faldilla corta de cuero (mástil) llamada maxtat. Las mujeres se ponían una falda de cintura a los pies solían también llevar un paño cuadrado que cubría el busto y se anudaba a la espalda. Tanto hombres como mujeres calzaban sandalias y llevaban una manta, además de lo dicho. Los habitantes de la ciudades se vestían de acuerdo con su rango, que se manifestaba en la vestimenta. Por ejemplo el hombre de la clase popular vestía un calzón sujeto a la cintura por una faja, y una camisa sin mangas. Las mujeres en cambio, se ponían una camisa con tres aberturas, llamadas huipil, que le cubría el torso; desde la cintura a los pies se arrollaban un refajo de colores. Las clases superiores portaban las mismas prendas pero de mejor calidad.



Desarrollo tecnológico: Sus desarrollos tecnológicos no fueron muy sofisticados, hasta cierto punto rudimentarios, pero algunos son interesantes.

1) Los mayas del Preclásico, no tuvieron un gran desarrollo tecnológico solo usaron cuchillos de obsidiana, un telar que consistía en amarrar a un árbol los hilos y a unos dos metros, se tejía en el telar. En instrumentos usaron caparazones de tortuga y troncos huecos. Además se coas de madera para labrar la tierra.

2) En el periodo Clásico, se desarrollaron la rueda (aunque solo la usaron para pequeños juguetes de barro), una especie de escalinata para subir las piedras para construir, piedras afiladas para labrar las piedras, caracoles huecos para emitir sonidos, agujas de hueso, canoas donde a lo mucho andaban 5 personas, eran delgadas como los kayacs, pero muy resistentes (se cree que llegaron a Florida y las Antillas Menores con esas canoas). Con todo eso, podían tejer, elaborar cestas, vasijas, además tenían sus armas (no recuerdo el nombre exacto) pero eran maderas con obsidiana incrustada, además de lanzas y flechas.

3) En el periodo Pos clásico, ya no hubo desarrollo tecnológico, solo científico.

Con el desarrollo científico, aclaro que ese hubo en los tres periodos, de hecho en el Clásico se desarrollo mucho, pero con ese me refiero a la prediccn de eclipses, las matemáticas, la astronomía y astrología y esas ciencias.

Arquitectura: La planificación de los centros ceremoniales mayas estuvo marcada por la topografía y las condiciones del terreno, lo cual determinó las diferentes formas y estructuras de las edificaciones.

La arquitectura maya participó de las características generales de las culturas americanas, pero tuvo modalidades especiales, incluso de su propio estilo (el “arco falso”, bóveda maya, cresterías, estelas y altares).

Se registraron varios estilos arquitectónicos como el “estilo Petén” en Uxmal, el “estilo Usumacinta” en Palenque, el estilo Puuc de Uxmal, entre otros. Y hubo además otro detalle muy valioso, el de la pintura mural integrada a la arquitectura.

Entonces, la cultura maya produjo una arquitectura monumental, de la que se conservan grandes ruinas en Palenque, Uxmal, Tikal, Quiriguá, Tajín, Copán, entre otros.



Elementos arquitectónicos mayas

· Plataformas ceremoniales: De poca altura (máximo cuatro metros), en los lados tenían figuras labradas. Escenarios de ceremonias públicas, en la parte superior había altares, banderas, incensarios y, a veces, un tzompantli: hilera de varas con cráneos ensartados.



· Pirámide: Superposición de varias plataformas, sin nunca culminar en un volumen geométrico realmente piramidal. Sirve de basamento al templo, acercándolo lo más posible al cielo, pero tuvo también una función funeraria secundaria en importancia.





· Templo: El templo es de planta cuadrangular, muros verticales con una, tres o cinco entradas que conducen a varias piezas, sea directamente, o sea pasando por un pórtico, cuando hay varias puertas. Las entradas se cerraban mediante cortinales o esteras amarradas en el interior a unas argollas empotradas, tres en cada lado de la entrada.Los templos carecen de ventanas, pero en algunos casos pueden tener aperturas en forma rectangular o imitando el signo IK, que significa aire. El espacio interior del templo varía mucho, desde los minúsculos santuarios del Petén hasta los de mayor amplitud de Palenque.




· Crestería: Elemento propio de la arquitectura maya, que consiste en una alta construcción situada sobre el techo del templo, la cual hace resaltar la verticalidad del conjunto pirámide-templo y la idea de acercamiento al cielo. La crestería se aplicaba la mayor parte de los elementos decorativos simbólicos.



· Orientación: La orientación de las construcciones en el área de los mayas durante la época clásica, tiende a coincidir con los puntos cardinales.


· Bóveda maya: Se le ha denominado como falsa, salediza o simplemente maya, esta se fabrica acercando los muros a partir de cierta altura (inmediatamente encima del dintel de las puertas), superponiendo las hiladas de piedras de manera que cada hilada sobresalga de la inmediata inferior, hasta dejar en la parte superior un corto espacio que se cerraba con una pequeña losa.El factor que permitió el funcionamiento de este tipo de bóveda fue el conocimiento del mortero de cal ya usado en los muros, el cual daba cohesión al núcleo y permitía la adherencia de las piedras del parámetro. El techo así obtenido era semejante en el interior al de la choza y determinaba un corte transversal en forma de triángulo o trapecio. Su inconveniente era que sólo permitía techar espacios angostos, ya que para piezas de mayor anchura, la altura necesaria para garantizar estabilidad de la bóveda hubiera sido excesiva. Sin embargo se hizo en algunos casos excepcionales, como en la cripta funeraria del Templo de las Inscripciones.



· Estela: La estela es un monolito que, empieza por ser una referencia calendárica y acaba por ser una obra de arte. En sus inicios la estela no pasaría de ser un "marcador". Su función es fungir como un libro de registro siendo su principal objetivo anotar una fecha. El numeral, poco a poco, se transformó en glifo poético. A partir del siglo III d. C., aparecen las estelas coincidiendo con hechos religiosos realizados en cada "período" calendárico de los que hoy se pueden rehacer cronologías y niveles históricos de la cultura maya.




· Glifo: Ornamento que enmarca un ideograma desarrollado con la mayor pulcritud. Se dio nombre de glifo emblema a los signos que se incluían en las inscripciones, en la imposibilidad de definir más exactamente su real significación. Se interpretaron como glifos nominales los que se encuentran registrados en los costados del sarcófago de Palenque, junto con representaciones humanas que suponen a los familiares del personaje enterrado.Los glifos servían para designar el nombre, deidad tutelas del sitio, dinastía reinante o algún elemento que la caracterizara. También había ciertos glifos relacionados con la vida de varios gobernantes, de las ciudades: nacimiento, captura y sacrificios y nombres de personajes, así como también ascenso al poder, posibles alianzas de linaje, matrimonios, mención de antepasados y descendientes.





Forma de escritura: La escritura maya, común y equívocamente llamada jeroglíficos mayas, fue el sistema de escritura usado por la civilización maya precolombina en Mesoamérica, siendo el único sistema de escritura descifrado de los sistemas de escritura mesoamericanos. Las primeras inscripciones que son identificables como mayas datan del siglo III a. C., y la escritura fue usada hasta un poco después de la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI (e incluso luego en lugares como Tayasal). La escritura maya usaba logogramas complementados por un juego de glifos silábicos, con funciones similares a los de la escritura japonesa. La escritura maya fue llamada "jeroglífica" por los antiguos exploradores europeos de los siglos XVIII y XIX, quienes no la entendían, pero encontraron que tenía reminiscentes similitudes en su apariencia con los jeroglíficos egipcios, con

los que la escritura maya no está relacionada.



Producción literaria: Hay pocos ejemplos de la literatura maya, pues muchos códices mayas (libros) fueron destruidos por el tiempo, la humedad o los misioneros españoles, y sólo se salvaron cuatro: El Códice de Dresde; el Códice Tro-Cortesiano, el Códice Peresiano y el Códice Grolier que se encuentran respectivamente en Dresde, Alemania; Madrid, España; París, Francia; y Ciudad de México, México. Los Libros de Chilam Balam, El Popol Vuh y Los Anales de los Cakchiqueles fueron escritos respectivamente en maya yucateco, quiché y cakchiquel utilizando el alfabeto latino traído por los españoles. Así, la “pureza” de estos libros está bajo sospecha pues los españoles pudieron haber influido de forma directa o indirecta, pero de cualquier forma, son libros mayas, es decir de los mayas que vivieron en tiempos de la colonia española. En el caso del Popol Vuh, el descubrimiento de un bajorrelieve de 1.500 años de antigüedad en la Acrópolis, (una pirámide de cerca de 75 m de altura) en Toniná, Chiapas, podría confirmar la autenticidad del Popol Vuh. La decoración muestra 4 dignatarios mayas, representando los señores del mundo subterráneo y a la guerra, la agricultura, el comercio y el respeto a la divinidad. Juan Yadeun, director de las excavaciones en Toniná, sostiene que, en el Popol Vuh y en otros antiguos textos, se encuentran muy a menudo descripciones de los cuatro dignatarios, llamados a representar la estructura y la iconografía misma del poder en el mundo maya clásico. Existen algunos otros libros mayas de la época de la conquista, como el Códice de Calkiní.

Los mayas no tuvieron un alfabeto semejante al nuestro. Su lenguaje escrito consistía en un sistema de dibujos simbólicos y convencionales, de tipo jeroglifico; es todo lo que se sabe hasta ahora de este lenguaje. Fue el primer sistema de escritura desarrollado en América. Escribían sus libros sobre una especie de papel fabricado sobre la base de fibras vegetales, y los volúmenes eran largas tiras, dobladas varias veces sobre sí mismas, que debían desplegarse para la lectura. Las cubiertas se hacían de madera muy decorada.

Las obras literarias que se conservan son poquísimas, y consisten en textos escritos originariamente en lengua maya pero con caracteres latinos, por nativos que conocían también la lengua española, en épocas posteriores a la Conquista. En general, los libros que se conservan no son de fácil interpretación, sobre todo porque tienen carácter mitológico y religioso, y se apoyan en las ideas metafìsicas de dichos pueblos. A veces su sentido escapa a la comprensión de los mismos mayistas. Revelan una inspiración muy poética, un profundo sentido patriótico, y a cada instante se refieren a la historia, la ciencia y la religión de su época.

Obras

Se conserva una pieza dramática. El Rabinal Achí, escrito entre los quichés, una tribu del pueblo maya, que dramatiza las rivalidades entre dos estados, sus sistemas de vida, sus guerras, y la captura y muerte de uno de los príncipes guerreros.


Otro libro, los Anales de los cakchiqueles, escrito también en lengua maya y de caracteres latinos, refiere la historia de ese pueblo, maya también, con datos históricos, religiosos y mitológicos mezclados.


El libro de Chilam Balam, otra obra famosa, expresa la desesperación de los indígenas ante la invasión de los españoles, profetizada por un sacerdote. Hay varias versiones distintas de esta pieza, escrita en distintos pueblos, con contenidos diferentes. Se mezclan en este libro noticias de historia, medicina, religión, calendarios, rituales, astronomía, miscelánea y fragmentos puramente literarios, es decir, la suma de la sabiduría maya.


Se supone que fueron escritos por sacerdotes mayas que transcribieron los textos jeroglíficos sagrados de cada lugar, y que en cada caso agregaron noticias de los acontecimientos locales. Se los consideraba libros sagrados, y se leían en ocasiones especiales. Las copias que se conservan no son las originales, sino del siglo XVI y aun de nuestros días.


Popol Vuh o Libro del Consejo

El Popol Vuh o Libro del Consejo de los indios quichés (Popol significa Comunidad o consejo, y Vuh, libro) se transmitió originalmente por tradición oral hasta mediados del siglo XVI, en que fue escrito por un indígena en lengua quiché, pero con caracteres latinos. Este manuscrito fue traducido al castellano por el padre Francisco Jiménez, cura párroco de Santo Tomas Chuilá, antigua población de Guatemala. La versión del padre Jiménez fue incluida por éste en el primer tomo de la Crónica de la Provincia de Chiapa y Guatemala. Existen, además, varias traducciones a otras lenguas europeas, realizadas desde el siglo XVIII por estudiosos de los orígenes de las culturas indígenas en América. En esta obra excepcional pueden distinguirse tres partes. La primera es la historia de la creación del mundo y del hombre. La segunda refiere aventuras de personajes míticos (Hunahpú, Ixbalanqué, Ixquix) y sus luchas con los genios del mal, los señores del Xibalbá. Dioses mayores, profetas, sabios, dioses menores, se mezclan en estas fábulas inmemoriales con animales, árboles y fuerzas de la naturaleza. En es relato los hombres conviven con deidades del mundo superior e inferior, practican los juegos de las poblaciones primitivas, refieren simbólicamente hechos de la vida cotidiana de las comunidades, de la transformación de las tribus, de sus luchas internas. El estudio de las lenguas quiché y cakchiquel ha arrojado luz sobre esos textos permitiendo un interpretación abundante y precisa.


El Popol Vuh narra la historia de la creación de los hombres del siguiente modo:


Primera Creación

Los dioses crearon la tierra y la poblaron de animales dándoles a cada uno un lenguaje, pero como no fueron capaces de pronunciar los nombres divinos, fueron destruidos.


Segunda Creación

Los dioses crean figuras humanas de barro que hablan pero carecen de pensamientos. "De tierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caía, se amontonaba, se ablandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se fundía; la cabeza no se movía; el rostro (quedábase vuelto) aun sólo lado..."


Los dioses (Constructores o Formadores, según el nombre dado en el texto) resolvieron destruir estas figuras.


Tercera Creación

Corresponde a la fabricación de muñecos de madera con forma humana. Estos muñecos hablaban y tuvieron descendencia, pero como carecían de sangre, se secaron. Fueron solamente un ensayo de la existencia de la humanidad en la superficie de la tierra. Los utensilios de cocina y los animales domésticos se revelaron contra estos maniquíes y una espesa lluvia que bajó del cielo terminó por destruirlos. Los que sobrevivieron huyeron a los montes convertidos en monos.


Cuarta Creación

Después de celebrar nuevo consejo, se produce la creación definitiva del hombre, fortalecido con la sustancia blanca del maíz, con el cual forman la carne de los que serán los primeros padres de la humanidad. Después de recorrer los espacios de la tierra, y como tenían inteligencia capaz de comprender los secretos del Universo, agradecieron su creación a los dioses.


Las Cuatro Edades del Popol Vuh

El Popol Vuh tiene un carácter simbólico y a través de los mitos que lo componen se ha podido leer la historia sistematizada de las distintas etapas del pueblo quiché, desde la prehistoria hasta su edad más avanzada. Frente a esta mito-historia, el PopolVuh aporta un material valiosísimo para la interpretación de la mentalidad primitiva y para el conocimiento del desarrollo de las ideas, las artes, las ciencias y la cultura general de los pueblos autóctonos de América.


Como en todo lenguaje primitivo el del Popol Vuh es metafórico, es decir que se expresa por analogía y no puede explicarse racionalmente, sino mediante un pensamiento con imágenes. Aparece entonces la metáfora, no como un ornamento del lenguaje, sino como una pequeña fábula o mito. Como en los textos sagrados de las más lejanas civilizaciones del universo, el Popol Vuh ofrece las mayores riquezas en el área semántica de las palabras, en un lenguaje que es eminentemente significativo.


Por esta causa, constituye no solamente un documento de estudio para el antropólogo, el sociólogo y el historiador, sino un texto poético de misteriosa resonancia en el ánimo de aquellos que buscan desentrañar el horizonte cultural de la América Precolombina.


El Popol Vuh ha sido colocado a la altura de las más célebres teogonías de la humanidad, por la profundidad de sus ideas y la portentosa fuerza imaginativa. Por otra parte, se lo ha comparado a las antiguas epopeyas de la India y Grecia, por su valor literario y la lucha entre hombres, con la intervención de dioses.


Es una original Biblia indígena, semejante en su relato de la creación al del Génesis bíblico, cuyas similitudes están marcadas en los fragmentos adjuntos.


Dentro del texto, pueden encontrarse muy diversos elementos: relatos mitológicos, fábulas de contenido moral, cuentos populares, narraciones bélicas, vestigios de antiguas poesías, bailables o recitables, etc.; y como protagonistas se mezclan dioses, hombres y animales.

INCAS

Zona geográfica donde habitaban: Fue la región andina, debido a la presencia de la cordillera de los Andes, se caracteriza por la diversidad de su ecología: costas desérticas, parajes tropicales, altiplanos secos y fríos que a simple vista parecen uno de los ambientes menos propicios para la vida del hombre. Sin embargo, los hombres que la habitaron han demostrado a lo largo de muchos siglos, ser capaces no sólo de sobrevivir en tales circunstancias, sino también de dominar el medio geográfico y de crear una serie de civilizaciones florecientes. La más famosa de ellas fue el Imperio inca, que ocupó un vasto territorio de América del Sur, que comprende los actuales o partes de los territorios de las Repúblicas de Perú, Ecuador, occidente de Bolivia, norte de Argentina, norte de Chile y el sur de Colombia. También dominaron el mar; posiblemente llegando hasta la Polinesia.


Es sobre este territorio y sobre las características señaladas, que se desarrolló política, social, cultural y militarmente, el Imperio del Tahuantinsuyo, dominando y domesticando todos los pisos ecológicos descritos y actuando como verdaderos ecologistas, aún antes de que estos conceptos fueran parte de los temas de discusión. Aparte de los conceptos anteriores, los Incas como gobernantes, fueron los primeros estadistas de la América, ya que el gobierno de todos ellos, fue para beneficio de los súbditos del imperio: nunca el imperio pasó hambre, abusos ni injusticias; a pesar que la sociedad incaica era piramidal, siempre la cabeza actuó en beneficio del pueblo, que era la razón de ser del Estado Inca, por mandato del dios Inti.

Aunque todavía no se esclarece del todo se ha deslizado la hipótesis de que los incas habrían llegado a Oceanía, concretamente a islas de la Polinesia, como la Isla de Pascua en la que dejaron topónimos, costumbres y vestigios arquitectónicos, hay inclusive una leyenda del arribo de un inca hasta con el nombre casi exacto en otra isla de la polinesia.


Vestimenta: Hacia el siglo XII, expandidos y asentados en el valle del Cuzco, los incas constituyeron un imperio que dominó gran parte del territorio de la América del Sud pre-hispánica, subordinando a las poblaciones precolombinas de los alrededores.

A partir de la conquista incaica, entonces, la vestimenta sirvió para diferenciar las distintas etnias y territorios, como así también la clase social.

De la misma manera, así como el tipo de ropa utilizada determinaba el origen del inca, también existían un conjunto de elementos que los unificaba: el derecho a llevar uncu , chullu (túnica masculina) y demás adornos que lo identificaban como grupo. Esta metodología se conservó hasta la llegada de los españoles, quienes intentaron unificar, aún más, la vestimenta local, entendiendo que ésta era una sola a lo largo y ancho de todo el imperio.

Los materiales básicos eran el algodón y la lana, en sus diferentes variantes, alpaca y vicuña. La primera de mayor simpleza y la segunda, destinada a las clases más altas. Famosos por sus tejidos que pueden conocerse hoy en día gracias a la conservación que mantuvieron en virtud al clima desértico y pese a las tumbas en donde se hallaron, las mujeres incas eran las encargadas de hilar y tejer, tanto para el seno de la familia como para los gobernantes, magníficas telas tejidas, en pago del tributo. Los tejidos eran decorados por bordadores especializados; los motivos consistían en formas geométricas e imágenes de animales y seres humanos. A menudo, con este tipo de telas de tapicería se confeccionaban vestidos.

Asimismo, el vestuario inca se caracterizaba por especial cuidado en el tocado, las clases más altas llevaban la insignia real que consistía en flecos agarrados con un cordón multicolor, adornado en la parte superior con plumas de aves.

Las mujeres vestían de manera sencilla. Lo que las diferenciaba a una de otras según su clase, no era la complejidad en la confección sino la calidad de los géneros con que estaban fabricados los vestidos. La ropa típica era una túnica rectangular que se colocaba por la cabeza, ancha, que se ceñía a la cintura con un lazo y cuya extensión llegaba hasta los tobillos. Sobre el vestido, llevaban una capa tejida de alpaca. Las damas de la nobleza tenían el privilegio de llevar telas más sofisticadas y coloridas, como así también capas de vicuña.

En cuanto al peinado, las mujeres lo usaban con una ralla al medio y muy largo. Al igual que la ropa, que no solo tenía carácter funcional, el cabello también connotaba estados particulares de la persona: durante el duelo se llevaba más corto, como signo de belleza representaba un especial cuidado, etc. Los peinados iban cubiertos con un pequeño manto llamado ñañaca o pancpacuna.

En relación con la vestimenta masculina, los hombres comunes usaban un especie de poncho llamado onka que, normalmente, era tejido en alpaca. Encima de esta prenda, y en los días de frío, usaban una capa, también tejida, que se llamaba yacolla. A ésta indumentaria se sumaba un taparrabo, el wara cicoy, entre las piernas. Para las clases altas cobraba especial significación, la virilidad del portador.

Los hombres también llevaban accesorios, que variaban según el rango y la ocasión en que eran usados: peines elaborados con espinas, madera, orejeras y alfileres de cobre, plata y oro.



Desarrollo tecnológico: El imperio incaico tuvo algunas invenciones y descubrió cosas, al igual que adoptó técnicas de uso y realización de labores.

· Los caminos fueron una gran idea de parte de los incas pero

fue adoptada de culturas preincaicas.

· Los tambos fueron una gran idea, esta tienda, cobraba a los viajeros y le daba comida y ropa a los funcionarios del estado y a los chasquis.

· Los quipus fueron un sistema de contabilidad muy útil para la cobranza de impuestos y eran utilizados por los sabios (llamados quipu kamayoc).

· El ayllu como municipio sirvió, a la co

branza de impuestos , a la distribución de tierras

y a ser una sociedad y comunidad.

· Los chasquis fueron muy buenos mensaje

ros que recorría

n grandes distancias corriendo.


Arquitectura: Los Incas desarrollaron un estilo altamente funcional de arquitectura pública que se distinguió principalmente por sus técnicas avanzadas de ingeniería y de trabajo fino de la piedra. El plano de sus ciudades estaba basado en un sistema de avenidas que convergían en una plaza abierta rodeada de edificios municipales y templos, también se usaban ladrillos de adobe y paja en las regiones costeras, la construcción de grandes monumentos tales como la gran fortaleza de Sacsa y huamán cerca de Cuzco.Entre las expresiones artísticas más impresionantes de la civilización inca se hallan los templos, ‘‘‘palacios‘‘‘, en las obras públicas y las fortalezas estratégicamente emplazadas, como Machu Picchu. Enormes edificios con mampostería de piedra encajada cuidadosamente sin argamasa (simulando una mazorca de maíz), como el Templo del Sol en Cuzco, fueron edificados con un mínimo de equipamiento de ingeniería. Otros logros destacables incluyen la construcción de puentes colgantes a base de sogas (algunos de casi cien metros de longitud), de canales para regadío y de acueductos.




Forma de escritura: Al hablar de escritura inca, se hace referencia al medio por el cual los Incas pudieron haber expresado en distintos materiales, textos o poemas de su lengua franca: el quechua. Actualmente es un poco osado hablar de una escritura inca puesto que no se conoce por tradición algún método en que la población inca halla dejado relatos; sin embargo, no son pocos los investigadores e historiadores que se aventuran a decir que la civilización inca, con su estado tan desarrollado, el Tawantinsuyo, debió buscar y hallar una manera de dejar "escrita" su historia y relatos. Estos investigadores buscan hallar este sistema de escritura principalmente decodificando los posibles significados de los nudos en los quipus y en los diseños geométricos de los tocapus en los textiles incas.

El quipu consta de una cuerda principal, sin nudos, de la cual dependen otras generalmente anudadas y de diversos colores, formas y tamaños, los colores se identifican como sectores y los nudos la cantidad -llamadas cuerdas colgantes-. Puede haber cuerdas sin nudos, como también cuerdas que no se desprenden de la principal sino de la secundaria (cuerdas secundarias). Los especialistas contemporáneos piensan que los colores y quizá la forma de

trenzado de las cuerdas indican los objetos, mientras que los nudos harían referencia a las cantidades, incluyendo el número cero.

Entre los quipus conocidos hay una gran variedad de tamaño y complejidad, pues van desde los muy simples hasta los que tienen más de mil cuerdas.




Producción literaria: Antes de la conquista española existía una rica y variada literatura oral en el área del Imperio inca. Algunas muestras de poesía religiosa, narraciones y leyendas quechuas han llegado a nosotros gracias a que fueron transcritas por cronistas como Cristóbal de Molina, el Cuzqueño, autor de Fábulas y ritos de los incas (1573); Santa Cruz Pachacuti, indio evangelizado defensor de la Corona española, que escribió la Relación de antigüedades de este reino del Pirú (1613), donde describe la religión y filosofía quechuas y recoge en lengua quechua algunos poemas de la tradición oral; el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616); y Felipe Guamán Poma de Ayala cuya obra Nueva crónica y buen gobierno permite reconstruir buena parte de la historia y genealogía de los incas, así como numerosos aspectos de la sociedad peruana posterior a la conquista.

Gracias a ellos y a otros cronistas del siglo XVII, una parte de este legado pervivió y es una fuente viva para la literatura posterior. Esa labor fue continuada mucho después por antropólogos, historiadores e investigadores modernos y contemporáneos; en este siglo, uno de los más influyentes es José María Arguedas, importante también por su obra novelística, que subraya la importancia del carácter bilingüe y multicultural del Perú.

Los incas no tenían más sistema de escritura que los quipus, hilos de diversos colores anudados de diversas formas. Y a pesar de que el sistema era suficiente para llevar concienzudamente la inmensa contabilidad del imperio, no parece que haya sido para expresar las ideas más abstractas.

Lo que se conserva de la literatura incaica es, por lo tanto, de tradición oral. Y los textos que se han conservado, existen por lo que copiaban los españoles de los indígenas. Lo más importante en literatura incaica, aparte de algunos poemas de gran belleza, es una obra de teatro llamada Ollantay, cuya estructura dramática es una muestra del arraigo que este tipo de obras tuvo entre los incas.


No han quedado entonces textos literarios escritos de los incas. Han subsistido algunas tradiciones orales y algunas transcripciones realizadas por los conquistadores españoles. La poesía incaica o quechua tenía como temas las plantas, las flores, los animales, debido a sus actividades agrícolas y se se acompañaban con música y baile. El poeta oficial de la corte era el amauta y el poeta popular se denominaba haravec.


El wawaki era entonado en las fiestas de la luna por coros juveniles.

El yaraví era poesía lírica de tema amatorio.

El hahuay era un lamento.

El triunfo era un canto al trabajo o a la victoria.

El huaino tenía carácter erótico.

El aymoray era una poesía de inspiración rural.


La poesía de los incas se concentró en aspectos religiosos y profanos. Por la parte religiosa, los poemas estaban dedicados a sus dioses mayores: Pachacamac y Viracocha (Wiracocha). En el aspecto profano tocaban temas casi siempre liricos: El amor, la belleza, el heroísmo….

Como dato curioso se tiene que los incas desarrollaron el teatro, rama que no poseyeron otras culturas. El teatro incaico consistía en espectáculos dialogados acompañados, danza y pantomima. El Ollantay es el drama mas famoso que nos legaron los incas y fue descubierto en 1837. Aunque se ha discutido su origen y su autoría, pues se habla de un ollantay de elaboración indígena y de un ollantay mestizo, el redactor del manuscrito mas conocido de este drama es el cura cuzqueño Antonio Valdés cuya autoría es difícil de sostener si se tiene e cuenta que hay un manuscrito anterior de 1835. El Ollantay es una historia de amores prohibidos entre el jefe rebelde y Cusi-Coyllor. Tras muchas circunstancias la historia termina con un final feliz, que muestra a un nuevo y más tolerante Inca Túpac Yupanqui quien perdona a los amantes. La obra compuesta en octosílabos quechuas, tiene tres actos.


Los incas creían que si el espacio horizontal estaba dividido en dos partes, cada una de ellas subdividida en otras dos, el mundo aparecía compuesto por tres planos: Hana pacha (el mundo de arriba), Kay pacha (el mundo de aquí), y Ucu pacho o Urin Pacha (el mundo de abajo). La palabra pacha significa a la vez: tiempo y espacio.

Pachamama es reconocida como la divinidad de la tierra (madre tierra), productora de alimentos e a veces identificada como una niña pequeña. Pachamama vive bajo la tierra y en el interior de las montañas.

Wiraqocha es la única divinidad ubicada en el mundo de arriba y es la divinidad más importante. Wiraqocha es una divinidad claramente celeste y con características solares. En los mitos que venían de Cuzco, Wiraqocha dividió el mundo en cuatro partes: Chinchaysuyu (al oeste), Collasuyu (al este), Antisuyu (al norte) y Cuntisuyu (al sur). Después, ordenó salir a los hombres de las cuevas, de las fuentes, del subsuelo en las regiones del Chinchaysuyu y Collasuyu. Luego, Wiraqocha seguía el camino del sol, perdiéndose en el océano y quedaba después en el cielo.

La interacción entre Wiraqocha y Pachamama resolvía en buena cuenta la dualidad cielo-tierra y Kay pancha era la resultante de esa vinculación.

A causa de la dualidad cielo-tierra, tenía que haber una forma de comunicación entre ambos planos del mundo. Entre las formas de comunicación las más conocidas eran el rayo y el arco iris y la serpiente. También el Inca era un punto de comunicación entre los planos del mundo porque era el hijo del sol. También, habían sacerdotes que hicieron rituales para comunicar entre los dioses y los humanos.


La literatura peruana vivió ausente del alma del Incario y de la cultura indígena en todo el primer siglo republicano. Las historias literarias peruanas comenzaban sus exégesis con los autores españoles del siglo XVI.

Riva Agüero, en el primer panorama literario del Perú, que escribió en 1905, se ocupó, únicamente, de la literatura republicana. Desdeñó a los poetas coloniales y olvidó por completo la poesía indígena, aunque, dado su genio sincrético, reconoció, desde entonces, que el tipo literario nacional se integraba en el Perú, donde existió una gran cultura, por el aporte español y por el indígena.

Idéntico planteamiento ofreció la Literatura peruana de Ventura García Calderón, publicada en 1915, que se iniciaba con la exégesis de Garcilaso, Diego Mexia de Fernán Gil y Amarilis. Fue el viaje de Riva Agüero al Cuzco, en 1912, el que determinó un vuelco fundamental. En sus Paisajes peruanos, Riva Agüero, el limeño de casta hispánica, reinvindicó, por primera vez, en nuestra cultura, el aporte fundamental de lo incaico en la historia y del paisaje andino en la literatura. Le siguió entusiasta la generación Colónida, con More y Valdelomar. More, llevado de su genio polémico y siguiendo el ejemplo gonzalespradesco, disminuyó a Lima y a la costa y erigió un andinismo dogmático y excluyente. Valdelomar, que trabajó como secretario de Riva Agüero, se familiarizó con los temas incaicos y publicó Los hijos del sol. Desde entonces las historias literarias comenzaron a estudiar y a calar el aporte indígena.

Se refirió al proceso literario que significó la prosificación de los antiguos cantares incaicos en las críticas castellanas, semejante al que se realizó en el medioevo europeo con los cantares de gesta. Dijo que, para estudiar los testimonios poéticos e históricos de los Incas, era necesario ahondar en el conocimiento de las crónicas de la Conquista, en sus diversas etapas; de las crónicas conventuales: de los extirpadores de idolatrías y principalmente, los Vocabularios quechuas, que son verdaderos inventarios de esa cultura y poesía fosilizada. Entre las crónicas destacó, como las más representativas del transplante poético incaico, la Suma y Narración de los Incas de Betanzos, transcripción de un cantar del apogeo incaico sobre Pachacútec. La obra de Cieza, rica en veneros etnológicos, la de Sarmiento de Gamboa que podía considerarse como una Iliada incaica, la Relación del indio Santa Cruz Pachacuti, con sus elementos poéticos y maravillosos, guardados por los bardos collaguas, y la crónica bilingüe de Huamán Poma de Ayala, con sus tesoros folklóricos y su actitud mordaz y sarcástica que lo alinea en una posición contraria a la épica y a sus impulsos heroicos, y su burlesca descripción de incas y españoles.

Se ocupó enseguida, de los mitos incaicos y de su carácter sonriente y optimista, en los que no predominan el terror, la angustia ni las sombrías catástrofes de otros pueblos primitivos de América. Dijo que no podía hablarse estrictamente de "géneros" en la literatura incaica, por lo general indiferenciada y en la que lo característico era el taqui, una mezcla de canto, de danza, de música y expansión báquica de los impulsos vitales. Todas las formas de la cultura incaica, el himno religioso, el canto épico, la lírica, la representación dramática estuvieron asociados a la danza y a la música y tuvieron un carácter mágico, religioso y propiciatorio. En todos ellos predominaba el aspecto ritual de "sacrificio, agüeros y hechicerías".

Habló del haravi como la forma característica de la lírica incaica, de su carácter agrícola de su asociación a la flauta, su recitado incitante y su carácter, ya alegre, ya triste, que deviene melancólico únicamente después de la Conquista y se transforma en el yaraví. Dijo que la poesía oral se desarrolló principalmente por la casta militar y guerrera determinando las formas ya examinadas por él en anteriores ocasiones, el haylli...los cantares históricos que comenzaban con el sacramental ñaupa pacha, los cantos de las huaccapucuc o endechaderas y la famosa ceremonia del Purucaya con sus cantos roncos, sus vestidos desgarrados y cubiertos de ceniza y su tamboril melancólico. Dijo que los compositores de los cantares épicos eran los Hayllicunis y no los amautas, que es un adjetivo que significa "cuerdo o sabio". Habló de la historia encargada a los pacariscap villac y a los hucaripuni. Examinó enseguida las diversas formas dramáticas, el cuento, la fábula y la sátira incanistas, que se manifestó en los cuentos, consejas y fábulas. Debió haber una serie de bufones o graciosos –ayachucos, misquisimiyoc– truhanes que desvanecían el hieratismo de la clase superior y cuya expresión más característica después de la conquista es el indio Huamán Poma.

Terminó diciendo que la poesía incaica fue esencialmente aristocrática, cultivada por funcionarios oficiales y que el pueblo sólo tuvo el papel coral de repetir el estribillo y seguir acompasadamente, los movimientos o las palabras del corifeo o taquieta hucario. La poesía incaica fue realista y pragmática. Los himnos pedían el pan, el maíz, la juventud, la salud, el triunfo. La historia tuvo un carácter docente y moralizador. Otra nota primordial es la tendencia panteísta y bucólica, manifestada en el amor a las cumbres y a los cerros a y la intervención de los elementos agrícolas en los mitos. El ají, el pimiento, la quinua son personajes mitológicos incaicos. Otras notas características son la "gravedad y ternura", señalada por Riva Agüero y el tradicionalismo de los Incas. Del Incario provienen en el espíritu clásico y equitativo de los peruanos, su odio del exceso y la violencia, su señorío y su humanidad. Del Incario podrían provenir las normas capitales del espíritu literario peruano, del que dijo Diez Canedo que "el Perú guarda nostalgias de Corte, sabe historias del pasado, tiene la gracia de contar y en sus cuentos hay sangre, sensualidad y humor jocundo".